3 cosas que casi me hacen rendirme antes de empezar
Empezar da miedo, pero esto fue lo que más me costó superar
ORGANIZACIÓN, FOCO Y TIEMPO REAL
10/22/20252 min leer


La vergüenza de que me vieran en cámara
La presión por crear contenido visualmente atractivo y “perfecto” en redes puede ser abrumadora. Hoy en día, parece que la fotografía y el diseño lo son todo, y eso me generaba un estrés enorme, especialmente cuando mi enfoque no estaba del todo claro.
En lugar de dejar que eso me frenara, decidí empezar paso a paso. Me enfoqué primero en lo que realmente me apasiona: mis ideas, mis textos y la forma en que comunico mi mensaje. Ya después, poco a poco, fui dándole más atención a la parte visual. Esa decisión me ayudó a liberar la ansiedad de querer hacerlo todo perfecto desde el inicio.
Nunca lo había contado por aquí, pero me daba una vergüenza enorme hablar frente a cámara.
Con las fotos no tenía problema, pero grabarme… era otro tema. Antes de lanzar mi página y empezar a hacer publicidad, lo pensé mil veces. Hasta que un día me dije: “Empecemos por lo básico, por lo sencillo y con lo que tengo.”
Y así fue. Empecé con un PC que comparto con mi esposo —porque el que usaba antes era prestado por una amiga, y sabía que en cualquier momento tendría que devolverlo. Aquel día, cuando lo perdí, explotó toda mi frustración… pero también nació mi determinación de seguir adelante con lo que tenía.
El miedo al qué dirán.
A veces, las redes, el diseño, la fotografía y hasta los propios textos que escribo —que, en realidad, es lo que más me apasiona— me generaban inseguridad.
Pensaba: “¿Y si no gusta?”
Hasta que un día entendí algo muy simple: nadie va a venir a pagar mis gastos ni a cumplir mis sueños por mí.
Y en ese momento desperté de esa absurda idea.
Si alguna vez te has sentido así, te invito a darte permiso para ser humano. Fallar, aprender y volver a intentarlo forma parte del proceso. Todas nuestras ideas merecen ser compartidas, y cada paso, por pequeño que parezca, cuenta en el camino hacia lo que queremos construir.
El Frustrante esperar tener tiempo libre.
Trabajo limpiando casas, chalets y pisos. También en eventos de catering como ayudante de cocina y, a veces, como mesera.
Mi próximo paso es abrir mi cafetería, y desde ahí seguir aprendiendo, creciendo y enseñando (que es otra de mis pasiones).
Así que sí… mi tiempo es limitado.
Cuando llego a casa, me baño, hago la cena, hablo con mi familia, cenamos… y después me siento frente al PC.
A veces solo aguanto 30 minutos antes de quedarme dormida del cansancio.
Me levanto todos los días entre las 4:30 y las 5:00 de la mañana.
Esa primera hora es sagrada: café y lectura.
De 5 a 7 trabajo en mis proyectos digitales —es el único momento en que puedo usar el PC, porque mi esposo trabaja online hasta la 1 de la mañana—.
A las 7 preparo el desayuno, despacho a las niñas al cole, me arreglo y salgo a mis trabajos.
Llego a las 4, voy al gimnasio una hora y media, regreso, hago la cena… y el resto, ya te lo imaginas.
Y en medio de todo eso, sigo creyendo en mi proyecto, paso a paso.
Aprendí algo importante:
Querer hacerlo perfecto es una ilusión.
Cuando empezamos un proyecto, todos queremos hacerlo bien, pero sin errores no hay evolución.
El progreso real no se trata de tener tiempo, sino de atreverse a empezar con lo que se tiene.
